Día soleado en la capital. La noche que cae fría. Después de una penosa hora intentando hacer steps en el gimnasio y del baño correspondiente, decidi enrumbar al cine. Como siempre, la elección es Cinemark de San Miguel. De los que están en San Miguel, el mejor. A pesar de que su estacionamiento no es el más seguro. Ahí si le saca ventaja el CinePlanet de la Plaza San Miguel, con estacionamiento propio subterraneo.
La película escogida era Máncora. Dirigida por el peruano Ricardo De Montreuil, quien tiene como ¿mérito? previo haber dirigido “La mujer de mi hermano”. El guión es del salvadoreño Oscar Torres, que si tiene un buen palmares gracias a la premiadisima “Voces inocentes”. Y la producción recae en Diego Ojeda que practicamente hace su debut con este filme.
La acción inicia como lo suelen hacer las películas peruanas en los últimos tiempos. Una intrigante escena inicial que da paso a un flash back dos semanas atras. Santiago, interpretado por Jason Day, es joven libertino y peleado con la vida, quien en una noche de parranda recibe una llamada de su padre a quien no ve hace seis meses. Casi al concluir la noche, es informado que su padre se ha suicidado. A los pocos días recibe la visita de su hermanastra Ximena, quien radica en Nueva York. Casada con Iñigo (Enrique Murciano), comparten la experiencia de viajar a Mancora. El viaje es no más que la ruta de escape de Santiago de la realidad que tiene en Lima y que lo tiene agobiado: Sin trabajo, sin novia y sin dinero.
El viaje incluirá una serie de personajes que tienen poca incidencia en la historia: Un brasileño surfista, un par de peruanas muy dispuestas a la complacencia (Anahi De Cardenas es una de ellas… bendita seas!), una méxicana dueña de un bar y un trio de residentes del lugar que intentarán hacer respetar a las damas que habitan ahí.
La película tiene buenos intentos de incursionar en temas profundos: La infelicidad de Santiago provocado por pensar que los demás siempre tienen la culpa de sus problemas, las frustraciones de Iñigo y Ximena en un matrimonio más por costumbre o conveniencia más que por amor. Sin embargo, cae en momentos tediosos, como la parte en que Ximena se dedica a hacer fotografía tras fotografía. Y claro, los siempre presentes momentos sexuales, que no tienen mayor incidencia en la historia. Claro, de estos ultimos no reniego en absoluto.
Lo lamentable es el final. De las muchas maneras en las que la película puede terminar, escoge una de las más fáciles. Dejando varias historias en el aire. Y con un final que en si no concluye nada. Tan cotidiano en películas peruanas de los últimos tiempos.
Sobre los actores, Jason Day no termina de consolidarse como actor. Nos diera la impresión de seguir viendo a su personaje de “Alta Sociedad”. Anahí de Cardenas, que tan buena impresión nos dio en “Dioses”, también cae en lo mismo. Nos parece seguir viendo a su personaje en dicha película. Elsa Pataky, que por semanas se volvio dueña del internet por su aparición en Interviu, deja la buena impresión que están dejando todas las actrices de su generación, alejadas de Penelopes y demás, cuidando en cuajar buenas actuaciones antes que demasiados titulares. Enrique Murciano, que ha participado en Traffic, Máxima Velocidad 2 y otras tantas, no consigue aqui su mejor actuación. Mención aparte merece Phellipe Haagensen, a quien recordamos de Ciudad de Dios. Una presencia que pudo aprovecharse mejor.
En conclusión, no da para verla dos veces. Ni siquiera en su versión en DVD. Pero si merece verse una vez. Y claro, en el cine. Si no vamos al cine, terminaremos de enterrar al cine nacional.
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