domingo, 3 de julio de 2016

Algun día me iré





Tal vez me vaya antes que tú. 

No creo merecer tus lágrimas. En realidad, nadie las merece. Pero si aún lo haces, no te enojes con Dios por haberme llevado. Desde que llegamos a este mundo sabemos para donde vamos.

Si no te provocará llorar, no lo hagas. Los fingimientos nunca cabieron entre nosotros. Si no quieres hacaerlo esta bien, Y si no puedes, no te sientas mal. Tu sonrisa es de las mejores cosas que me lleve. Así que si ries, yo estaré bien.

Si escuchas hablar de mi, oyelos. Dejalos hablar. Si se matan elogiandome, diles que no fue para tanto. Lo mismo si me critican en demasía. No fui un santo. Y mucho menos después de muerto. No dejes que me pongan en un altar. Ni que me incluyan entre los habitantes del averno. No fui el mejor de los hombres pero procure ser buena persona y buen amigo.

En mi funeral que no hablen más de mi que de Cristo. Lo mejor que podrían hacer es rezar por mi. Tal vez no me gane el ticket de entrada al cielo y requiera de su oración. Sobretodo, de la tuya.

Siempre podremos seguir hablando. Bastará con que hables con Jesús. Yo escucharé. Ojala que allá arriba pueda seguir intentando serle útil como lo intente aqui.

Ojala que cuando te pregunten por mi, tu respuesta sea que fuimos amigos, que creí en tí y que siempre trate de llevarte a Dios. Porque siempre intente ser eso. Una flecha apuntando a Dios. Si eso llegará a ser así, el que llorará seré yo.

Acercate a Dios. Seras feliz. Y yo también lo sere. Y cuando te toque venir, seguiremos siendo los hermanos que fuimos aqui.

Nuestra amistad tuvo sentido porque Dios estuve presente en ella. Ahora que me voy te voy a extrañar.